Me hicieron trabajar 16 horas diarias en mi primer trabajo

Este fue mi primer trabajo a los 20 años. Me contactaron desde una empresa de auditoría de sistemas porque vieron mi perfil en un sitio de empleo. Desde el principio, el lugar carecía de documentación sobre cómo realizar una auditoría (y yo no tenía experiencia). La inducción consistía en llamadas de cuatro horas con la semisenior. Cuando empecé a entender el trabajo, me aumentaron el sueldo de 40,000 a 60,000 en agosto de 2022. Sin embargo, durante mi tiempo allí, las llamadas con la semisenior eran interminables, de 2 a 3 horas, donde hablaba mal de mis compañeros por preguntar cosas que se resolvían en 30 minutos.

Todo se complicó cuando, tras dos meses, sufrí un burnout. Me exigían conectarme de 8 a.m. a 11 p.m. para ponerme al día con auditorías atrasadas. Mi jefa me enviaba mensajes haciéndome sentir mal por mi desempeño. Cada vez que entregaba un archivo, decía que estaba mal, aunque ella tampoco sabía cómo hacerlo correctamente.

Un día, mi jefa se fue y ascendieron a la semisenior a senior. Desde entonces, las cosas empeoraron. No me aumentaban el sueldo y las horas extras no pagas eran normales. Nadie sabía hacer bien las auditorías, ni la nueva senior ni el jefe. El peor episodio fue cuando, mientras capacitaba a una nueva compañera, consulté algo simple a la jefa y nos tuvo cuatro horas en una llamada inútil. Me harté y le dije que no haría horas extras un viernes.

A la semana siguiente, mi jefa se fue de vacaciones y tuve que suplirla, interactuando con su superior. Tuve que realizar un trabajo con implicancias legales, aunque no estaba preparado para hacerlo solo. Mi jefe se enojó cuando le sugerí esperar el regreso de mi jefa. Fui sin las herramientas necesarias, pero logré completar el trabajo adecuadamente.

Posteriormente, recibí una oferta laboral y renuncié con dos semanas de anticipación. Mis jefes se enojaron, y mi jefe me dijo que no valía lo que me ofrecían en el nuevo trabajo, sintiéndose como una amenaza. Enojado, anuncié que renunciaba el miércoles siguiente. Aunque no deseo ese trabajo a nadie, reconozco que me dio la oportunidad de estar donde estoy hoy.