Me sentí despedida
Hola, trabajé como analista de cobranzas en una empresa metalúrgica durante más de dos años. A fines de 2024, la empresa entró en crisis: dejaron de ofrecer incentivos, no había nuevos ingresos y comenzaron a despedir empleados, incluso aquellos con 20 años de antigüedad.
En enero, alquilaron un depósito más grande cerca del puerto debido a las importaciones, y en abril despidieron a una compañera mía. Fui de vacaciones con miedo, pero como me asignaban más tareas, pensé que podría evitar el despido.
Al regresar, nos informaron que cambiarían el horario y trasladarían las oficinas de Parque Avellaneda, que estaba a 10 minutos de mi casa, a Puerto Madero. Esto implicaba viajar una hora y media todos los días. Hablé con mi jefe al respecto, pero al día siguiente, Recursos Humanos me pidió que firmara el traslado y me negué.
Me angustié mucho, pero no quise firmar. Consulté a un abogado, envié una carta documento y espero que se resuelva de manera favorable. No me parece justo que nos cambien así sin considerar nuestras vidas.